jueves, 22 de octubre de 2009

Un día en la vida de Omar Garito

...Ser el segundo en exponer su vida en esta columna es un verdadero honor… ¡lástima que me avisaron sobre el pucho y me hicieron correr como un guanaco! La próxima vez que sea con el debido tiempo, que la vida del buzo táctico no es joda, yo no me sumerjo para rascarme.
Hecha esta salvedad paso a contarles cómo es un día típico:
Para lo que es la vida isleña me levanto bastante tarde, digamos entre las 5.45 y las 6.00 am. Me levanto es un decir, porque en realidad es mamá la que me despierta: me toca la verja y el abuelo le abre la cancel para que entre con la merienda para la media mañana y un abrigo (para los nuevos lectores, vivo en casa del abuelo, en la pieza del fondo desde lo de enero).
El desayuno es con el abuelo, mate en caracola con galleta marinera. Más tarde se nos une Efrain, luego llega Evelyn, y a medida que van cayendo los otros miembros del estaf me tomo el piróscafo rumbo a la Academia. Camino por la playa o por las callecitas del centro, debo salir con tiempo porque en el trayecto firmo autógrafos y me saco fotos con turistas y admiradores, que no se quieren ir de la isla sin un recuerdo de “El Omar”. A las 7 llegan los primeros alumnos y comienza así la rutina en mi Academia de Ciencias Marinas.
La vida bajo el agua merece un párrafo aparte: paso la mitad del día bajo las profundidades, allí donde el tiempo se detiene, el clima no cuenta y la gravedad tampoco… diría otra dimensión, diría.
Lo primero que hago es llamar a Poseidón, que viene a mi encuentro y me agasaja a su manera. Cuando no viene de inmediato recurro a la infalible gota de sangre que lo trae a mis patas de rana al instante y desde donde esté.
Casi siempre paso a ver el lugar de la conexión para verificar que todo siga bien. Durante el primer recreo, a media mañana, me reúno con Dalmiro Elbleca y el resto de los docentes para organizar las clases.
Llega el mediodía y paramos a almorzar: algunos días pasa el carrito de El Pez Tilente, otras veces los alumnos me convidan con sus viandas y hacemos picnic en las playas. Otras veces si tengo suerte y estoy de mal humor, cazo mi almuerzo y lo cocino en algún fogón que improviso por ahí. Pero la mayoría de las veces almuerzo con el abuelo que me espera con tallarines al pesto y berenjenas en escabeche, o con polenta con tararira. En lo único que debo pensar al momento de elegir el lugar del almuerzo es que no esté lleno de gente porque me ha pasado de quedarme más de media hora firmando autógrafos y hablando con mis admiradores.
La siesta, ese momento tan esperado, la tomo donde me sorprenda la modorra... la he tomado en la playa, en la redacción, en el colectivo isleño, en la buat, en el acorazado, en el lecho marino, en varias cavernas,y la lista continúa…

La segunda parte del día transcurre bajo el agua. Ya cerca del anochecer suelo pasar por lo de la doctora Romero, quien me está tratando del trauma que me provocara el mentado incidente. No, no es fácil continuar mi vida de la misma manera, yo era un tipo común como usted y de la noche a la mañana me dan por muerto, y unos meses más tarde me entero que soy héroe isleño, por no mencionar los meses que pasé en tarlipe por un olvido del abuelo.

Entrada la noche me voy de duna 22 sin escala a la buat, donde me espera mi gente: King con sus consejos, Malaika con sus tragos, la alegría de los turistas y la sencillez y amabilidad de los nativos. Allí ceno, bebo y converso con amigos... y con mamá, que siempre me llama por teléfono para saber si estoy bien y si me hace falta algo.
Algunas noches me voy a la caverna de Esperanza, a seguir la joda con timba, y tragos.
La parte mas difícil del día es regresar a casa sin despertar al abuelo, que tiene el sueño liviano, así que me valgo de mil artilugios para entrar sigiloso sin interrumpir su descanso. Así termina mi día en general, pero nunca falta alguna gilada como ésta... ¡como si me rascara, dejame de joder! Ni que fuera una colegiala, tener que narrar un día entero, si todos ya saben lo que hago y dejo de hacer, ¡acá no hay intimidad! Encima lo tengo que escribir, ¿qué me vieron? ¿Cara de Evaristo Carriego? Y para pudrirla del todo me apuraron con que la nota tenía que estar lista para salir el sábado, aflojen, ¿quién son? ¿Niuiortaim? ¡Taquete parió!

Fotos de archivo.

Mi siesta reglamentaria en el lecho marino:


Momento en que finalmente me encontraron en casa del abuelo:

¿Quiere ver más fotos del Omar?

lunes, 12 de octubre de 2009

Camarada Dimitri Karrposoff. Buenos Aires, mayo de 1982

Seguimos decodificando los microchips de nuestro camarada. En esta oportunidad, una investigación que hiciera en exclusiva la Escuela de Espionaje C.D.K. allá por los primeros años de la década del `80.

LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE EL MONAGUILLO:
En este frío mes de mayo se cumplen dos años de la penosa sucesión de hechos que desembocaron en la misteriosa retirada del simpático monaguillo, cuya angelical imagen acompañó durante décadas los desayunos y sobremesas de la familia argentina.
Los memoriosos recordarán aquel rostro tierno del querible monaguillo que engalanaba el envoltorio del conocido café.
También recordarán que cierto día su semblante rebosante de salud y pureza comenzó a desmejorar; parecía estar pidiendo ayuda con su mirada extraviada. Sus padres, notablemente preocupados, llevaron al menor a los mejores especialistas de la salud, con el fin de identificar el mal que consumía al pequeño. Con los nudillos gastados, tras cuatro meses de golpear puertas, la empresa cafetalera le solventó un viaje a la isla de Cuba (aún no se conocía AQLM Áilan) en donde los mejores especialistas en diagnósticos precisos no tardaron en sentenciar a coro, con sólo observar su semblante ojeroso: "¡Cafeinómano, chico!", diagnóstico confirmado por los numerosos estudios que luego le realizaron los galenos caribeños.

UN VIAJE DE VUELTA.
Ya de vuelta en nuestro país, los padres apartaron al niño de todo aquello que pudiera vincularlo con la empresa que promocionara su imagen y lo llevaron al Centro de Rehabilitación para Cafeinómanos (CENARECA), donde fue medicado y tratado convenientemente hasta su total recuperación.La metamorfosis lo dice todo (...lo que hace la mala yunta!)

lunes, 5 de octubre de 2009

Padre, pecamos?

Envíeme su pecado (en imprenta clara o mecanografiado). Lo analizaré en la más profunda intimidad, y luego de un breve sermón le indicaré la penitencia merecida. Su tiempo vale, no lo pierda en las colas de su parroquia. Escríbame: padre.armandoestebanquito@gmail.com
Somos un grupo de promotoras de Turismo Carretera de Argentina y necesitamos confesarnos urgentemente; tal vez así, radicada nuestra denuncia ante el padre celestial, nos crean lo arrepentidas que estamos. En este momento estamos escondidas en el motorjoum, con una horda prendida fuego conformada por un gomero, un piloto perdedor y 30 más que no viene al caso detallar, tratando de abrir la puerta a punta de barreta... el desenlace es inminente, nuestra única salvación es esta noutbuc: ocurrió lo siguiente, tipo, no nos va a creer, pero nosotras tenemos que levantarnos muy temprano para venir a estos lugares, algunas hasta no duermen y vienen directo desde sus obligaciones sociales, lo cierto es que hoy mientras transcurría la carrera y todos estaban entretenidos mirando los monitores estábamos muy aburridas…, bostezando…, esperando… y la necesidad (madre del ingenio) nos llevó a improvisar unas hamacas paguayas con unas cubiertas que encontramos tiradas por ahí… el sol de la mañana… el calorcito… nunca imaginamos que esto sería algo malo… tan malo…
Cuando el piloto que promociona una de nosotras entró en medio de la carrera a boxes para un cambio de cubiertas se desencadenó la tragedia: las cubiertas, casualmente eran las que nos estaban meciendo en ese momento. El gomero olió el caucho virgen y grito: ¡Están ahí! ¡No lo puedo creer! Y un tropel de enfurecidos mecánicos se nos vino encima llaves en alto, al grito de ¡Si serán perras!.
Por favor Padre, interceda, nuestros segundos están contados. La travesti que casualmente se encontraba maquillándose en el motorjoum está negociando por la ventanita trasera.
Firmado: Las promotoras y Mimí Latrabé

Hijas de …, me declaro incompetente. Mientras miraba la carrera, y lloraba por ver perder a mi piloto favorito que no salía de boxes, pensaba que quienes boicotearon esta carrera merecían el infierno tan temido… y resulta que son Ustedes.

Solo les resta rezar un “Fordhijo Nuestro”.
Y recen... recen para que no las encuentre el gomero porque cuenta con mi bendición y mi perdón para darles un buen scciafo.

Y como yo siempre digo: “nada de café, nada de tabaco, nada de sexo, para llegar a Dios yo soy el nexo”. Amén.