martes, 3 de marzo de 2009

¡Le damo las muchas gracias!

Crónica de la festichola isleña
(mañana van las fotos)


La fiesta se desató repentina y prontamente a las 4 en punto de la matina hora local, cuando el padre armando Esteban Quito, en andas del bodeguero isleño Kinshasa Dakar, repartió bendiciones a manguerazo limpio, arrojando vino patero a diestra y siniestra y despertando a los desprevenidos que agotados por el viaje habían decidido retirarse a descansar tempranito. De más está aclarar que el hedor etílico fue lo primero en invadir la isla. Nativos y turistas chorreabamos literalmente; pero puros de alma fuimos encolumnándonos detrás del Coro de Catadores y Afines que a viva voz y a capella nos dedicó:
“Le damo las muchas gracias,
le damo las muchas gracias.
Le damo las muchas gracias
a todos por venir”

Así marchamos hasta la Playa Norte, sumándosenos masas de gente a cada paso, llegando al preciso lugar donde desembarcáramos por vez primera hace ya diez años los miembros de la Redacción de esta Revista, en nuestro acorazado Agarrame que me embarco. Los lanzallamas Sepúlveda y Gancedo improvisaron una caliente coreografía alusiva para recibirnos en la costa.
Caminando por la arena desde el oeste, y supervisados por Ullrico Ludwig Von Schlutter, arribaron los niños nativos, cada uno portando un frasco de boca ancha lleno de agua y con su respectiva tararira mensajera nadando adentro. El Coro de Mecánicos los recibió entonado “Que se vengan los chicos”; los pequeños nativos se adentraron en el mar hasta la cintura y liberaron sus tarariras, con un Mensaje al Mundo manuscrito adherido a la aleta dorsal. Fue un momento inolvidable y de profunda emoción: las aguas del mundo todo albergarán la ilusión de estos pequeños..., quién sabe a qué ignotas playas llegarán las tarariras y sus mensajes isleños... Ya con sus frascos vacíos, el coro escoltó a los pequeños hasta el muelle, cantando “Vamo los pibe” y ”Pantalón cortito”. Allí los esperaban un surtidor de leche chocolatada y un tanque australiano de pochoclos acaramelados.
Cuando los rayos de Febo asomaron por el horizonte, a la voz de “Áhura” se produjo la esperada suelta de morsas en Playa Norte, que sorpresivamente sostenían entre sus fauces canastones de mimbre rebalsando de empanadas calentitas, que fuimos degustando cuando nos pasó la impresión.

Alimentados en cuerpo y alma y escurridos, pero con el mismo aroma, siendo las 9:34 llegamos en caravana a la Plaza de Marzo para presenciar el Acto Central de San Agarrame, escoltados por las morsas. Los miembros de la Junta Nativa y de la Redacción de Agarrame que lo mato fuimos subidos al escenario mediante una improvisada escalera humana, entre los vivas y hurras de la multitud, ya con los taparrabos de gala completamente secos. Bastó con que un desconocido turista neoceladés comience a corear el nombre de la Presidenta Nativa, para que la multitud que colmaba la Plaza, Palcos y Plateas se enardezca al grito de “¡Sim-ba-Kinte!, ¡Sim-ba-Kinte!, ¡Sim-ba-Kinte!”. Luego de la lectura de adhesiones de presonalidades del mundo todo, ella fue quien tomó la palabra.

Su discurso dio muestras de la gratitud y el cariño que nos guarda la Junta toda, plasmado en el inesperado anuncio “Traigalón” pronunciado por Kinte, tras lo cual hizo su ingreso por un lateral de la Plaza nada más ni nada menos que un colectivo 60, un auténtico 11 14 fileteado, remolcado por una yunta de morsas. “No sabíamos qué regalarles para que no añoren tanto el continente... Quisimos gestionar el traslado del Obelisco, pero no fue posilbe por no figurar nuestra Isla en mapa alguno. En un desarmadero de Warnes conseguimos este colectivo 60, símbolo del porteñaje; con el motor roto... sabemos que aman los desafíos”.
Apelotonados, disputándonos el primer beso, los integrantes de la Redacción nos abalanzamos sobre Simba Kinte. Los Lanzallamas eran un solo fuego; el abuelo se descompensó tras gritar “Madonna mmmía”, siendo asistido por el dr. Panderette; Dimitri se desgarró el disfraz, dejando al desnudo su verdadera identidad por primera vez en diez años, abrazó a Simba Kinte y luego se perdió entre las malezas; Ullrico comenzó a lanzar compulsivamente patadas de catch contra el aire. Y las directoras, mientras enjugaban sus lágrimas, improvisaron unas palabras de gratitud, también cargadas de anuncios sorprendentes: “Esta querida Isla, hoy nuestro terruño, tendrá por fin su necesaria guardería”. La concurrencia femenina estalló: miles de hijos de todas las edades fueron revoleados al aire entre vítores. El pueblo sólo quería festejar, por lo que sin solución de continuidad sonaron los primeros acordes de la OrTíN, la Orquesta Típica Nativa, que dio comienzo al baile con una versión canyengue y amilongada de Para la Libertad. Desde el techo del desvencijado 60 tuvo lugar la clásica tirada a la marchanta de revistas Agarrame que lo mato, como todos los meses pero esta vez con yapa: dos empanadas de tararira pegadas en la contratapa. Al ritmo del 2x4 la multitud manoteó revistas y empanadas. Cabe destacar que en cada esquina de la Plaza y de la Isla los concurrentes podían encontrarse con un surtidor de vino patero a su disposición. El bailongo se prolongó durante horas, y como broche final de su actuación la OrTíN estrenó la Milonga de Omar Garito , dedicada a sus familiares, sus vecinos y al universo entero, que gracias a la obra de Omar hoy recibe noticias locales. Con música propia y letra compuesta por la Redacción en pleno de Agarrame que lo mato la milonga fue un éxito, debiendo la Orquesta interpretarla por segunda vez debido a los incesantes pedidos de Bis.

Y se nos hizo la noche: con el último rayo de sol regresamos a las arenas ahora violetas de la Playa Norte, donde nuevamente nos esperaban los Lanzallamas, con garrafas de kerosene de 5 litros a modo de mochila. El chou fue espeluznante... lamentablemente los primeros síntomás de intoxicación comenzaban a hacerse ver. Pero sus ojos desorbitados y sus carcajadas repentinas no nos impidieron disfrutar las figuras de fuego que dibujaban con maestría en el cielo isleño. Volvieron a hacer aparición las morsas, canastones en boca; al vaciarse el último y al grito de “A los corrales” fueron arriadas para su descanso.
Luego de la opípara cena comenzó el fogón temático. A nuestros 43 coros oficiales se sumaron varios coros extranjeros, deleitándonos con éxitos como Gracias a la vida, Qué importa saber quién soy, Perdón si lo molesto, Yo quiero tener un millón de amigos, Zamba de mi esperanza, Toca madera, La Cucaracha.
Imagíne el lector, cientos de personas, muchos desconocidos entre sí, tomados del codo y coreando hombro a hombro cada melodía.
Fue más, mucho más de lo que hubiéramos esperado.

Voy a llorar.

2 comentarios:

Don Giusseppe Contutti Liquantti dijo...

grazie per la bella festa...
vorrei piangere!!

Anónimo dijo...

JUjujujuaaaAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!! JA JA JA JA JA JIJIJIJIJUJUJUUJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!..JE